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31/05/2023 - 13:45

Inteligencia Artificial: la cuarta herida narcisista

El nuevo avance de la tecnología propone un escenario similar al de la irrupción de la teoría heliocéntrica de Copérnico, la teoría de la evolución de Darwin y el inconsc

El nuevo avance de la tecnología propone un escenario similar al de la irrupción de la teoría heliocéntrica de Copérnico, la teoría de la evolución de Darwin y el inconsciente de Freud.

Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha luchado por mantener su posición como centro del mundo. Sin embargo, a lo largo de la historia, hemos enfrentado lo que Freud señaló como tres ofensas a nuestro narcisismo que han desplazado a la humanidad de este pedestal. Algunas de las heridas más importantes han sido la teoría heliocéntrica de Copérnico, la teoría de la evolución de Darwin y el inconsciente de Freud. Hoy en día, enfrentamos un nuevo desafío: la creciente adopción de la Inteligencia Artificial (IA) en nuestra vida cotidiana. ¿Estamos ante una cuarta herida narcisista?

Antes de Copérnico, se creía que la Tierra era el centro del universo y que todos los cuerpos celestes giraban a su alrededor. Sin embargo, en 1543, Copérnico planteó basándose en viejas teorías que la Tierra orbita alrededor del Sol, lo que constituyó la primera herida narcisista. Esta idea fue revolucionaria y cambió por completo nuestra perspectiva del mundo y nuestro lugar en él.

Charles Darwin publicó "El origen de las especies" en 1859, planteando que las especies evolucionan a lo largo del tiempo a través de la selección natural. La teoría de la evolución fue una segunda herida narcisista, ya que eliminó la idea de que los seres humanos son una creación divina y única, y nos situó como una especie más en el árbol de la vida.

Sigmund Freud, a principios del siglo XX, propuso la existencia del inconsciente, una parte de la mente a la que no tenemos acceso consciente y que influye en nuestro comportamiento. Esta teoría fue considerada la tercera herida narcisista, ya que mostraba que los seres humanos no tienen el control total de sus acciones y pensamientos.

Hoy en día, enfrentamos una posible cuarta herida narcisista con el avance de la Inteligencia Artificial. La IA tiene el potencial de superar nuestras habilidades cognitivas y de transformar nuestras vidas de manera profunda. Esta tecnología despierta temores en muchas personas, quienes ven amenazada la posición del ser humano como creador y controlador de la tecnología. Al igual que las heridas anteriores, esta nueva realidad puede ser difícil de aceptar para muchos. No obstante, la historia nos ha demostrado que, a pesar de los cambios y las heridas narcisistas que hemos enfrentado, hemos sido capaces de sobreponernos, evolucionar y crecer como seres humanos.

En el caso de la teoría heliocéntrica de Copérnico, la humanidad no solo aceptó esta nueva perspectiva del universo, sino que también utilizó este conocimiento para desarrollar tecnologías y entender mejor nuestro lugar en el cosmos. Del mismo modo, las ideas de Freud sobre el inconsciente y la teoría de la evolución de Darwin han contribuido a ampliar nuestra comprensión de la mente humana y de nuestro origen como especie, respectivamente. Estos avances nos han permitido desarrollarnos como seres más conscientes, mejor informados y, en última instancia, más evolucionados.

De la misma manera, debemos abordar el desafío de la IA con apertura y adaptabilidad. En lugar de temer o resistirnos a esta tecnología, debemos reconocer su potencial para mejorar nuestras vidas en múltiples aspectos, desde la medicina y la educación hasta la economía y el medio ambiente. Aprender a convivir con la IA y a utilizarla de manera ética y responsable nos permitirá enfrentar sus desafíos y beneficiarnos de sus avances.

Además, es esencial recordar que la tecnología en sí misma no es intrínsecamente buena o mala; su impacto en la humanidad depende de cómo la utilicemos y de cómo nos adaptemos a ella. Por lo tanto, en lugar de temer a la IA como una amenaza a nuestra posición central en el mundo, debemos verla como una oportunidad para evolucionar y mejorar aún más como seres humanos.

En conclusión, enfrentar la cuarta herida narcisista que representa la Inteligencia Artificial requiere de una actitud abierta, reflexiva y proactiva. Al igual que en ocasiones anteriores, la humanidad tiene la capacidad de sobreponerse y adaptarse a los cambios, aprovechando las oportunidades que la tecnología ofrece para enriquecer nuestras vidas y construir un futuro más prometedor.



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