Debate porteño: Bregman, Vidal, Santoro y Milei se vieron las caras

Jacques Rancière, en su ya clásico libro “El desacuerdo” nos enseñó que el debate y la discusión, en el marco de la política, no se establece entre quien dice blanco y quien dice negro o, por ejemplo, entre quien dice democracia y quien dice dictadura; sino que se da entre quien dice blanco y dice blanco; entre quien dice democracia y quien dice democracia. Es decir, se da en el terreno de las ideas desencontradas sobre un mismo asunto.

De esta manera, los lugares de enunciación y los sistemas de ideas, se muestran públicamente y en una arena deliberativa y, a la vez, confrontativa. Ayer por la noche, en el debate televisivo entre los aspirantes a un puesto en cámara de diputados de la nación por la circunscripción porteña, se vieron las caras por TN Leandro Santoro, María Eugenia Vidal, Myriam Bregman y Javier Milei. La consigna central del debate, la que los convocó fue: “enriquecer el debate de la democracia”.

Hubo algunas ideas y argumentos. Eso es innegable. Pero también hubo dicterios, chicaneos y algunos gritos. En ese sentido, las ideas y los argumentos, en este primer ciclo de debates propuesto por esta planta televisiva, quedaron en un plano secundario. Los cruces estaban más o menos demarcados. Santoro y Vidal, como se podía prever, se lanzaron “dardos” mutuamente. Por un lado, el oficialista Santoro constantemente hizo alusión a la deuda contraída por el ex presidente Mauricio Macri con el FMI (57 mil millones de dólares). Santoro también le recordó a la candidata de Juntos por el Cambio el trabajo de espionaje realizado por el Gobierno de Macri a los hijos de Diego Santilli, a integrantes de su propia coalición y a la propia Vidal cuando fue Gobernadora de la provincia de Buenos Aires. Entre tanto, María Eugenia Vidal cargó contra el Gobierno de Alberto Fernández, y solicitó, en su primera intervención en el debate lo siguiente: “Quiero hacer una primera propuesta: que todos los candidatos le pidamos la renuncia. Cruzó un límite que no puede ser aceptado”, aludiendo a la discusión pública entre Aníbal Fernández y el dibujante Nik. El tono del debate se mantenía más o menos invariable.

A pesar de que los temas de la agenda invitaban a presentar propuestas y planes en materia de economía, salud, educación, gestión pública, entre otros. Entre tanto, Javier Milei y Myriam Bregman tenía su “pugilato” aparte, aunque, de cuando en cuando, propinaban críticas a Santoro y a Vidal. Bregman interpeló directamente a Milei acerca del aborto. Éste, ajustado a las ideas liberales más conservadoras, hizo un par de maromas retóricas y habló acerca de la importancia de defender la vida.

Por su parte, Milei hablaba de las “castas”, incluso aludiendo a Bregman (perteneciente a una coalición de partidos de izquierda de raigambre marxista). La candidata por Frente de Izquierda Unida se sintió ofendida, dado que ella y su partido son precisamente una facción anti casta. Bregman no desaprovechó la oportunidad para sacarle en cara el candidato de La Libertad Avanza sus filiaciones con VOX (España) y sus cercanías ideológicas con el presidente Jair Bolsonaro y Donlad Trump. Algo dijeron sobre la gestión en educación y salud. Sin embargo, la oportunidad de debatir estos asuntos quedó pendiente.

El debate no se planteó sobre programas y propuestas para la Cámara Baja. Evidentemente, en un clima político atravesado por la polarización político-partidaria, el chicaneo era previsible. Esa polarización se vio de forma más clara cuando en la sesión del debate referida a las preguntas y respuestas, Vidal escogió preguntarle a Santoro; mientras que Santoro hizo lo propio con la candidata de Juntos por el Cambio. Ahora bien, donde más se evidenció el componente ideológico fue en las acaloradas intervenciones de Milei y Bregman. La línea divisoria entre una propuesta y otra, era más que evidente. Bregman, fiel a la doctrina marxista, defendía la presencia de un Estado fuerte y de la mano con los trabajadores. Mientras que Milei abogaba por desregulaciones a la economía y una mayor apertura al Mercado. Derecha e izquierda se hacían presente en la boca de estos dos debatientes. Entre Santoro y Vidal esas diferencias eran más “sutiles”; aunque ambos representan a facciones ideológicamente confrontadas. Los veteranos periodistas de “A dos voces”—programa donde tuvo lugar el debate— Edgardo Alfano y Marcelo Bonelli, trataron en lo posible de mediar cuando los ánimos se desbordaban. Sobre todo, tratando de intermediar en los chicaneos entre Milei y Bregman.

En definitiva, fue un ejercicio de toma pública de la palabra. La idea era exponer puntos de vistas sobre temas sensibles para la sociedad argentina. Eventualmente eso sucedió. No obstante, el tono de este primer debate no estuvo atesorado por los argumentos y las ideas.