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28/10/2025 - 10:24
RESULTADOS LEGISLATIVOS

Leguizamon, el gran perdedor

Los resultados de las elecciones legislativas en Santa Cruz dejaron una postal inesperada para el oficialismo provincial.

Los resultados de las elecciones legislativas en Santa Cruz dejaron una postal inesperada para el oficialismo provincial: con más del 99 % de las mesas escrutadas, Fuerza Santacruceña se impuso con el 32,10 % de los votos y logró dos bancas en la Cámara de Diputados de la Nación. La Libertad Avanza obtuvo una banca con el 31,70 %, mientras que SER Santa Cruz, el espacio del gobernador Claudio Vidal, quedó tercero con el 15,42 % y sin representación parlamentaria.

Más allá de los números, lo que se impone es una lectura política profunda. ¿Cómo se explica que el oficialismo, con estructura territorial, recursos y gestión en marcha, haya quedado fuera del Congreso? En Premisa lo venimos advirtiendo: el principal error fue estratégico y comunicacional, y tuvo como protagonista al vicegobernador Fabián Leguizamón.

El episodio en El Calafate, donde Leguizamón atacó públicamente a la Fundación Valdocco, fue el punto de quiebre. Lo que pretendía ser una denuncia contra el candidato Juan Carlos Molina terminó siendo un “escrache” sobreactuado que lo victimizó, lo posicionó como blanco de una operación política y, paradójicamente, lo fortaleció. En un escenario de polarización, donde la ciudadanía busca referentes con sensibilidad social y autenticidad, el cura Molina emergió como símbolo de resistencia frente al aparato estatal.

La intervención de Leguizamón no solo fue desmedida, sino inoportuna. En lugar de debilitar al adversario, lo legitimó. Lo que para el vice fue una proeza, para el entorno de Vidal fue un error que ensalzó la figura del candidato rival. “Se la mandó”, reconocen en off funcionarios cercanos al gobernador. Desde entonces, Leguizamón quedó fuera del radar institucional, ausente en actos públicos y desplazado de la estrategia electoral.

A esto se sumó la magra campaña de Gisella Martínez, segunda candidata del oficialismo, que no logró instalarse ni conectar con el electorado. Daniel Álvarez, principal candidato de SER, optó por caminar solo, lejos del “saco de plomo” que representaba el vicegobernador. La fórmula oficialista se fragmentó, perdió cohesión y dejó vacíos que fueron ocupados por narrativas más potentes.

Pero no todo se explica por errores de campaña. El gobierno provincial también enfrentó problemas de gestión que socavaron su base electoral. Los descuentos a la policía, el conflicto docente sin resolución, el malestar en el sector salud y el impacto social por la salida de YPF en zona norte —que dejó a decenas de peloteros sin trabajo— generaron un clima de descontento que se tradujo en las urnas. A esto se sumó el caso de Nahuel Marcial, asesinado en Caleta Olivia, en el que está involucrado el hijo de un dirigente petrolero, y que expuso tensiones internas y falta de respuestas institucionales.

El resultado del 26 de octubre no solo redefine el mapa legislativo, sino que tensiona los equilibrios internos del gobierno provincial. Con una sola banca nacional (José Luis Garrido), se debilita la capacidad de gestión ante Nación y deja al gobernador sin respaldo parlamentario. En paralelo, el desgaste de Leguizamón abre interrogantes sobre el futuro de la fórmula y la conducción política del espacio.

Lo que queda claro es que en Santa Cruz, el voto habló. Y lo hizo con contundencia. Ganó la gente, como dijo Molina. Perdió la crueldad, como él mismo sintetizó. Y el oficialismo, si quiere recuperar terreno, deberá revisar no solo sus nombres, sino sus modos y sus decisiones de gestión.

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Por Premisa